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Esta erupción que se podría llegar a catalogar como paroxismal, tuvo comienzo alrededor de las 16:30 hora local en Italia (15:30 UTC).

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La erupción comenzó cuando una explosión más grande de lo normal tuvo lugar en el cráter Sureste del volcán, la cual produjo una serie de pequeños flujos piroclásticos. Minutos después, una gran fuente de lava empezó a salir “disparada” desde el cráter, y no tardó demasiado en alcanzar unos centenares de metros de altitud. Al haber tanta cantidad de lava expulsada por el cráter, esta desbordó y se formó un gran flujo de lava que se separó en dos ramificaciones principales. Tras una hora de intensa actividad estromboliana (con grandes fuentes de lava) esta empezó a disminuir y a volver a su nivel normal, al igual que la actividad sísmica. Los flujos de lava, ya no alimentados por el cráter y tan solo empujados por la fuerza de la gravedad, continuaron descendiendo por la ladera del volcán, concretamente por el llamado valle Bove. El flujo de lava principal llegó a alcanzar más o menos 1000 m de longitud y se mantuvo activo hasta las 24:00 hora de Italia aproximadamente.

Se produjo una alta columna de ceniza que se elevó unos 7000 m por encima del cráter, y por la cual se tuvieron que suspender varios vuelos del aeropuerto de Catania. Esta erupción también provocó un cambio en el cráter Sureste, que como se pudo ver al día siguiente, era más grande que antes.

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A pesar de todo, esta erupción no presentó ningún peligro para las zonas habitadas y es normal que en el volcán Etna, cada ciertos meses, tenga lugar una violenta erupción (o paroxismo) de este estilo.